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23/6/11

La Estrella del Sur y sus descendientes



Que un diamante tenga un nombre propio ya es algo raro, pero que además el nombre sea más o menos conocido, es todo un logro. Esto es lo que ocurre con el Cullinam, conocido más popularmente como la Estrella del Sur. Así se llama el mayor diamante en bruto de la historia, al menos, de los que se tiene registro. Su peso era de 621,35 gramos, es decir, unos 3100 quilates.

Encontrado en una mina sudafricana en la localidad de Cullinam en 1905, fue tallado por el gerente en el lugar de la compañía Premier Diamond Mining: Frekerick Wells. El nombre de Estrella del Sur tiene su origen en la novela homónima de Julio Verne, en la que se denomina así precisamente al diamante mayor del mundo.

El diamante fue obsequiado a Eduardo VII y del mismo se obtuvieron 150 piedras talladas, que fueron nombradas como Cullinam I, Cullinam II… El primero de la serie, conocido como la Gran Estrella de África (530 quilates), fue engastado en el Cetro de la Cruz en 1910, perteneciente a la corona británica. Este fue el diamante tallado más grande del mundo hasta 1985.

El segundo de la serie es el elemento principal de la Corona del Estado Imperial Britanica, custodiada en la Torre de Londres. El tercero y el cuarto (conocidos como las Esquirlas), adornan un broche, también para la monarquía de Inglaterra. Y así podríamos seguir mucho y mucho más.




Cullinan - Wikipedia, la enciclopedia libre

El Cullinan, conocido como Estrella del Sur, es el mayor diamante hallado en toda la historia del que se tenga conocimiento. Procedía de una mina ...
es.wikipedia.org/wiki/Cullinan - En caché - Similares 
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12/6/11

La energía nuclear acabará pero es inevitable construir nuevas centrales

El físico británico apuesta por la fusión como la solución a la crisis energética mundial

«La energía nuclear acabará pero es inevitable construir nuevas centrales»
ÁNGEL DE ANTONIO 





Steven Cowley, director del centro británico para la Fusión de Culhman, apuesta por imitar a las estrellas para obtener una fuente de energía inagotable, segura y limpia. Se trata de la energía de fusión, prácticamente la misma que utiliza el Sol para mantenerse, con la que ya ha experimentado en su laboratorio. La técnica consiste en darle la vuelta a la energía nuclear y unir partículas en vez de dividirlas. El científico cree que esta maravilla energética será posible dentro de unos años, pero, mientras tanto, la creación de nuevas centrales atómicas resultará «inevitable». Ha explicado sus teorías en el ciclo «La tecno-humanidad» que organiza en Madrid la Fundación Banco Santander.
—Cuando conoció el desastre en la central de Fukushima tras el terremoto de Japón, ¿qué fue lo primero que se le vino a la cabeza?
—Al principio no pensé que fuera una gran catástrofe, me preocupaba más el tsunami, pero a medida que se sucedían los acontecimientos, lo que pensé es que necesitamos desarrollar una fuente de energía sostenible, segura y que no se agote, y ésa es la energía de fusión.
—¿En qué consiste exactamente?
—Es el tipo de energía que utilizan las estrellas, pero hecha aquí, en la Tierra. Básicamente, consiste en unir partículas de hidrógeno hasta que se convierten en helio, a temperaturas de 150 millones de grados. Es un proceso muy difícil, hacen falta campos magnéticos para mantener esa temperatura, y se hace con un gramo cada vez.
—¿Qué nos falta para conseguirla?
—Ya hemos obtenido algo de energía de fusión. Por primera vez en el año 97, en el JET, mi laboratorio cerca de Oxford, obtuvimos 16 MW, suficiente para dar energía a 16.000 personas, aunque por poco tiempo. Ahora debemos conseguir que sea asequible.
—¿Qué ventajas tiene?
—Es limpia, abundante —si fuera la única fuente de energía que se utilizara el mundo duraría 30 millones de años—, no produce accidentes graves ni residuos y utiliza poco suelo.
—¿No tiene riesgos?
—No hay nada que tenga riesgo cero, pero el peor accidente de una central de fusión no requeriría evacuarla. Y eso en el peor de los casos. No ocurríría lo de Fukushima.
—¿Se reducirían las emisiones de carbono y el calentamiento global?
— Por supuesto, no emite CO2.
—Entonces, ¿cuál es el siguiente paso?
—La construcción del ITER (Reactor Termonuclear Experimental Internacional) en Francia. A mediados de la década de 2020, el ITER logrará mantenerse caliente. Será como encender un fuego y la fusión empezará a salir. Será un experimento histórico, aún más importante que cuando Enrico Fermi consiguió el primer reactor nuclear. La primera electricidad de fusión podría llegar a finales de los 30. Depende de la voluntad política, de la inteligencia de los científicos y de la financiación.
—¿No se puede ir más rápido?
—Sí, pero haría falta más inversión.Cuando Kennedy dijo que llegarían a la Luna en diez años invirtieron muchísimo dinero, más de diez veces lo que se invierte ahora en fusión.
—Pero algunas voces critican el gran coste del ITER
—A Europa le va a costar 6.000 millones, pero no es mucho. La cantidad que gastan los gobiernos en investigación es menos del 1% de lo que se invierte en energía cada año, mientras que en un ordenador de Apple es el 10%. Es una locura gastar tan poco en investigación y dedicar millones a dar subvenciones, por ejemplo, al carbón, que es contaminante.
—¿Qué ocurrirá con las energías renovables?
—La fusión convivirá con ellas, pero el coste de las energía solar o eólica irá subiendo. Creo que necesitamos toda una cartera de soluciones y no deberíamos poner todos los huevos en una sola cesta.
—¿Cuándo apretaré el interruptor en casa y la luz vendrá de la fusión?
—La fusión no será masiva hasta la segunda mitad de este siglo, cuando existan cien reactores.
—Mientras no llega, ¿está de acuerdo con usar energía nuclear y construir nuevas centrales?
—Sí, es inevitable. Pero las nuevas centrales, sobre todo las europeas, son enormemente seguras. El debate nuclear es político, no científico. Por supuesto, cuando tengamos energía de fusión no seguiremos utilizando la energía nuclear, la sustituirá.
—Si nos ponemos en el peor de los escenarios y , por ejemplo,la energía de fusión no es rentable, ¿que le sucederá al mundo?
— Si no hay suficiente energía subirán los precios y esa posibilidad me da miedo, porque cuando un recurso es escaso la gente lucha por él. Tenemos carbón y petróleo, pero, ¿cuánto van a durar? ¿150 años?
—Dos científicos italianos afirman haber conseguido la fusión fría. ¿Qué opinión le merece?
—La fusión es algo tan atractivo que hace que la gente busque milagros. Ese experimento no se parece a la fusión. No hay firma de neutrón. 

Las centrales europeas, más seguras


-La energía nuclear acabará pero es inevitable construir nuevas centrales

Día 25/03/2011 - 11.15h
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9/6/11

Las auténticas dimensiones del Sistema Solar






Todos hemos visto las láminas que ilustran los libros escolares, esas en que se representan los planetas del Sistema Solar como una serie de esferas de diferentes tamaños, todas situadas aproximadamente a la misma distancia de la que la precede. Esta escala -obviamente- es completamente errónea. Te proponemos tomar la calculadora y realizar un recorrido por las verdaderas dimensiones del Sistema Solar.
El Sistema Solar es enorme. Tanto, que sus dimensiones escapan a la capacidad que posee nuestro cerebro para imaginar lo que significan números tan grandes. Decir que la Tierra se encuentra a más de 149 millones de kilómetros del Sol no basta para darnos una idea de lo que realmente representa esa distancia. 
Cuando leemos que el Sol posee un diámetro de algo menos de un millón y medio de kilómetros, nuestra mente no alcanza a visualizar lo que ese tamaño significa. Y las láminas que mencionábamos antes poco nos ayudan en esta tarea, ya que nos dan la errónea sensación de que el Sol es unas cuantas veces más grande que la Tierra, o que Plutón se encuentra bastante más lejos del Sol que Marte. 
Pero las dimensiones del Sistema Solar son lo suficientemente impresionantes como para que resulte completamente imposible realizar una representación a escala e incluirla en una lámina de libro de texto: si lo hiciésemos, los planetas no serían visibles ni siquiera utilizando una lupa.
Para comprender mejor las distancias y tamaños implicados vamos a comparar los objetos más importantes del Sistema Solar con otros de uso cotidiano. Comenzaremos, como corresponde, con el par que más influye en nuestras vidas: la Tierra y el Sol. Sabemos que nuestro planeta posee un diámetro aproximado de 12.750 kilómetros, y que se encuentra a unos 150 mil millones de metros del Sol. Supongamos por un momento que la Tierra posee el tamaño aproximado de una pelota de tenis
En esta escala, el Sol sería una esfera de unos once metros de diámetro, que se encuentra a unos mil doscientos kilómetros de distancia. Ese es el desafío al que se enfrentan los encargados de ilustrar las dimensiones del Sistema Solar. Si seguimos haciendo cálculos manteniendo las distancias entre planetas y su tamaño en la misma escala del ejemplo anterior, volvemos a estar en problemas: si la Tierra se encontrase a mil doscientos kilómetros del Sol, Plutón estaría a unos cuarenta y siete mil y tendría el tamaño de una canica. Está claro quenecesitamos una escala para las distancias, y otra, completamente diferente, para el diámetro de los cuerpos del Sistema Solar.

La escala de los cuerpos


Comencemos por el tamaño relativo de los cuerpos principales del sistema, asumiendo que la Tierra con sus 12.750 kilómetros de diámetro la podemos imaginar como una pelota de tenis de unos 10 centímetros de diámetro. En esta escala, el Sol (1.400.000.000 kilómetros de diámetro) sería la mencionada esfera de unos once metros de diámetro,Mercurio (4,800 kilómetros de diámetro) sería algo así como una pelota de golf y Venus (12,100 kilómetros de diámetro) no sería muy diferente a la pelota elegida para representar a nuestro planeta. Si seguimos avanzando hacia el exterior del Sistema Solar, nos encontramos con Marte y sus 6,800 kilómetros de diámetro. En nuestra escala tendría un diámetro de unos 5,3 centímetros.
Más allá de Marte se encuentra el denominado “cinturón de asteroides”, compuesto por algunos miles de millones de cuerpos rocosos de tamaños extremadamente variables. El más grande de todos ellos, que posee aproximadamente la tercera parte de toda la masa de ese cinturón es Ceres, que tiene un diámetro de 952 metros. En nuestra escala sería más o menos como un guisante
Más allá de Ceres se encuentra el planeta más grande de todos: Júpiter. Este gigante gaseoso tiene un impresionante diámetro de 143 mil kilómetros, solo unas 10 veces menos que el del Sol. Si la Tierra fuese una pelota de tenis, Júpiter sería una esfera de algo más de un metro de diámetro. 
El siguiente planeta que encontraríamos en nuestro viaje también es un gigante gaseoso, a pesar de que "culpa" de lo majestuoso de sus anillos generalmente olvidamos su tamaño. Saturno tiene un diámetro de 115 mil kilómetros, y en nuestra escala sería una esfera de 90 centímetros de diámetro.
Urano y Neptuno, los dos planetas siguientes, también son gaseosos. Sus tamaños son bastante aproximados –51 mil y 49 mil quinientos kilómetros de diámetro respectivamente- pero más pequeños que los dos anteriores. En nuestra escala, serían esferas de 40 y 39 centímetros de diámetro, bastante más grandes que una pelota de baloncesto. 
En cuanto a Plutón, recientemente convertido en un “planeta menor” como Ceres, es un pequeñín de la mitad del diámetro de Mercurio (unos 2.390 kilómetros) y tendría en nuestro sistema ficticio el tamaño deuna canica grande. Como puedes ver, es casi imposible dibujar en una misma página objetos con tamaños tan dispares manteniendo la escala. Y con las distancias ocurre exactamente lo mismo.

La escala de las distancias


Por comodidad, vamos a suponer que la distancia que separa la Tierra del Sol -unos 149.597.870.961 kilómetros son 100 metros. Eso convierte los 58 mil millones de kilómetros existentes entre Mercurio y nuestra estrella en sólo 38 metros. Venus, que en realidad está poco más de 108 millones de kilómetros del Sol se encontraría a unos 72 metros, y Marte -227 millones de kilómetros- estaría a unos 150 metros del Sol. 
A partir de aquí las distancias se incrementan rápidamente, lo que explica la relativa facilidad con la que las agencias espaciales han enviado misiones a los planetas mencionados y la prácticamente inexistencia de misiones al resto de los integrantes de nuestro sistema. Ceres, el gigante de los asteroides, se encontraría a unos 270 metros del Sol. Y Júpiter, que en realidad está a más de 778 millones de kilómetros de nuestra estrella, estaría a unos 520 metros.
El siguiente planeta, Saturno, se encontraría a 950 metros de distancia del Sol. Urano y Neptuno estarían a 1980 y 3100 metros respectivamente, y el frío Plutón a casi 4 kilómetros. Realmente, el Sistema Solar es un sitio enorme, difícil de apreciar en toda su magnitud. Pero así y todo, es prácticamente despreciable frente a las dimensiones de nuestra galaxia: en nuestra escala, Próxima Centauri-la estrella más cercana- se encuentra a 26 mil kilómetros de distancia.
El centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, estaría a unos impresionantes 167 millones de kilómetros del Sistema Solar. Como puedes ver, la tarea de representar nuestro Sistema Solar en una lámina y con la escala correcta prácticamente carece de sentido.

Un cálculo permite hacernos una idea del tamaño y la distancia de los planetas, tan brutales que resulta prácticamente imposible realizar una representación a escala en una lámina


Día 22/03/2011 - 19.27h

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