“Se ha pasado en menos de un siglo de un ambiente electromagnético natural a un ambiente electromagnéticamente contaminado, sin haberse analizado convenientemente sus posibles repercusiones sobre la población usuaria de la electricidad con los electrodomésticos como símbolo de progreso y bienestar social. Lavadoras, frigoríficos, secadores de pelo, mantas eléctricas, los “microondas“, televisores, teléfonos móviles, ordenadores y un largo etc., nos han invadido”.
(Bardasano, 1990).
Manifestación contra la instalación indiscriminada de antenas en Ponferrada.
El sábado 18 de febrero, la Federación de Asociaciones de Vecinos del Bierzo convocó una marcha contra la instalación indiscriminada de antenas de telefonía móvil en el municipio de Ponferrada, y por la aprobación de una normativa reguladora municipal, manifestación que congregó a unos cuatrocientos vecinos procedentes de algunos barrios afectados por intentos fallidos de las operadoras. Y como quiera que sea, que de tal manifestación ya fue ampliamente publicitada en esta web, y ya se han hecho eco numerosos medios de comunicación, no me entretendré en comentarla. Ahora forma ya parte de las hemerotecas del país y de la historia de las movilizaciones ciudadanas en nuestra ciudad, algo corta por cierto y casi toda ella aún por escribir.
Charla informativa de AVAATE sobre los efectos de la contaminación electromagnética.
Asunción Laso, Técnico Superior de Prevención de riesgos laborales y miembro de la Asociación de Vallisoletanos de Afectados por las Antenas de Telefonía (AVAATE) fue la ponente encargada de impartir una charla a la que sólo asistieron poco más de una quincena de oyentes, entre ellos algunos vinculados a las Asociaciones de Padres y Madres (AMPAS) de algunos colegios de Ponferrada y otros a organizaciones ecologistas.
No deja de ser sorprendente (al menos para mí) la escasa asistencia a una conferencia que considero de la máxima relevancia, cuando me consta que tenían noticia de ella muchas AMPAS, además de todo tipo de entidades sociales, políticas y sindicales de la ciudad. En efecto, desde Ecobierzo se envió un correo y me imagino que la Federación también hizo lo mismo. Además, durante la marcha de la mañana, se repartieron pasquines en gran cantidad anunciándola.
Considero que la escasa participación, incluso por parte de los que participaron en la manifestación, es una mala señal. Y lo es porque dinamita la confianza que en ella aún tienen (o tenemos depositada) algunos, además de provocar una situación que desanima a quienes dedican muchas horas de su tiempo libre,a organizar estas conferencias, con un ánimo de servicio social encomiable. Pero, lo más sorprendente de todo es que, según luego se dijo en la conferencia, un 68% de la población española percibe este tipo de instalaciones como peligrosas.
También, y disculpen la reflexión, hubiese sido deseable que algunos de nuestros líderes políticos, con cargos y responsabilidades en el Ayuntamiento, los mismos que el día de mañana tendrán que decidir sobre aspectos tan importantes para nuestra salud como los relacionados con la telefonía móvil, hubiesen asistido a la charla, informándose en profundidad y no sólo dejándose ver en la manifestación.
Sobre el tema de los móviles, y en lo que me concierne, puedo decir que yo he llegado a percibir molestias abdominales cuando lo llevaba dentro del bolsillo del pantalón, motivo por el cual lo trasladé hace tiempo a otro emplazamiento. Además de que, por una sospecha intuitiva, siempre he evitado llevarlo a la altura del pecho en el bolsillo superior de la chaqueta. Sabia decisión, que la charla de ayer confirmó en toda su amplitud.
Un ecologista en El Bierzo.
Tecnología inalámbrica y contaminación electromagnética.
Sobre la conferencia de Asunción Laso, puedo decir de ella que al menos habrá servido para que yo nunca vuelva a mirar el -aparentemente inofensivo- teléfono móvil con la misma mirada de antes. En la charla se nos facilitó una gran cantidad de información técnica, parte de la cual me era desconocida, y sirvió también para darme cuenta de que, como sucede con los alimentos transgénicos, hay un enorme esfuerzo de las empresas en ocultarnos la verdad. Y ello, en colaboración con el Gobierno.
No voy a hacer aquí una exposición técnica detallada de todo lo que se comentó en la charla. Comentar, eso sí, que una vez más el adagio que dice que una imagen vale más que mil palabras volvió a confirmarse. En efecto, algunas imágenes hablaban por sí solas. Como, por ejemplo, el vació de vegetación creado en una enredadera situada cerca de un emisor de ondas electromagnéticas, o el aspecto del cerebro de una rata de experimento que había sido expuesta a la radiación de un móvil, durante unos días, en comparación con otra no radiada.
Campos eléctricos y magnéticos naturales los conocemos muchos. Lo son la radiación solar, sus tormentas solares o el mismo campo magnético terrestre. Pero la humanidad ha tenido millones de años para acostumbrarse a ellos. Lo que no es el caso hoy, que hemos visto invadida nuestra cotidianidad por este tipo de ondas en muy pocos años.
Es conocida la especial sensibilidad humana a los diferentes estados eléctricos de la atmósfera, que advertimos en cosas como la aproximación de una tormenta. Esto es así porque somos seres bioeléctricos, cuyas neuronas transmiten información a través de impulsos eléctricos o que cuentan con un corazón que funciona a base de esos mismos impulsos. Pero esta sensibilidad a los fenómenos eléctricos no es exclusiva de nosotros, sino que está presente también en otros seres vivos, como por ejemplo los árboles. Así, es conocido que los tilos soportan francamente mal este tipo de campos artificiales, la desaparición de las abejas empieza a relacionarse con este tipo de ondas (ya que estas se guían gracias a la existencia del campo magnético terrestre), y entre los pájaros, se sabe que los ruiseñores se encuentran entre los más afectados.
En lo que concierne a la onda electromagnética que alimenta nuestros móviles u ordenadores, puede decirse de ella que se desplaza a la velocidad de la luz, y que puede hacerlo incluso en el vacio estelar. También que se refleja como lo haría la luz del sol sobre una superficie pulida y que se refracta en contacto con los líquidos, del mismo modo que lo hace la luz. En cuanto a su intensidad, disminuye con la distancia en una relación al cuadrado de la misma. Es un tipo de señal que atraviesa prácticamente cualquier tipo de material de construcción y por supuesto a nosotros mismos. Y sólo algunos metales permiten cerrarle el paso.
El ‘Caso de las embajadas de Estados Unidos en Moscú’.
Las ondas utilizadas en telefonía móvil son microondas, nombre que hace referencia al rango de frecuencia en la que se transmiten. De hecho, no son nuevas, pues no sólo hace décadas que ya se conoce su existencia, sino que ya han sido utilizadas con fines militares anteriormente. Eso sí, para nada bueno, como suele pasar siempre que se habla de lo militar. En efecto, se tiene noticia de un caso de utilización conocido como el ‘Caso de las embajadas de Estados Unidos en Moscú’, que hace referencia a un periodo entre 1953 y 1978, durante el cual las autoridades rusas estuvieron radiando a los representantes norteamericanos en Moscú sin su conocimiento. El resultado fue la muerte por cáncer de once de los catorce embajadores que hubo durante ese periodo.
Personas afectadas por electro-hipersensibilidad.
Hoy ya existe mayor acopio de información sobre este tipo de enfermedad que afecta a decenas de miles de personas en el mundo. Hoy se sabe que las ondas electromagnéticas pueden provocar leucemia en los infantes, hipersensibilidad pulmonar, erupciones cutáneas, arritmias, dolor de cabeza y otros efectos negativos en la salud humana.
También existen más datos sobre los afectados por la electro-hipersensibilidad, que son personas que precisan de espacios sin emisiones de antenas o móviles. Suecia se encontraría a la cabeza de los estados con un mayor número de afectados, unos 36.000, lo que representa el 0,4% de la población. Pero Austria y Alemania serían otros estados con gran número de hipersensibles. Y la previsión es que estas cifras vayan en aumento.
¿Qué es la tecnología inalámbrica?
Nuestros móviles son transmisores de radio. Es decir, que son un sistema de comunicación, tanto acústica como de imágenes, mediante el cual se envían unas ondas electromagnéticas, y también se reciben procedentes de unos terminales que emiten en todas las direcciones y a grandes distancias. Los móviles se caracterizan por la generación a la que pertenecen. Los hay de 2G, de 3G, y ya están llegando los de la 4G (cuarta generación). Como los terminales, cada uno de ellos está equipado de una antena interior (en los primeros modelos era exterior). Los WiFis, tan de moda actualmente, son routers inalámbricos, que también emiten ondas a través de su antena, expandiendo sus ondas por las inmediaciones. Los sistemas de Bluetooth también emiten ondas, así como lo hacen la PDA del camarero que calcula nuestra factura en la terraza de un bar o los avisadores de bebés, colocados en el cuarto infantil para avisarnos de lo que les ocurre.
Diferentes normativas sobre las emisiones radioeléctricas.
La Unión Europea ha regulado una normativa que establece niveles máximos de inmisión (algo que hace referencia a la cantidad de radiación que recibimos, basado en los efectos térmicos de la radiación, pero no en los biológicos). Sin embargo, cada país tiene su propia regulación. En el nuestro, la radiación máxima autorizada es de 450 microwatios/cm2. Una cantidad que supera hasta en cuatrocientas cincuenta veces la admitida como saludable por otros estados europeos. Mientras tanto, no hay pólizas de seguros que quieran cubrir los riesgos relacionados con esta radiación, ni tampoco admite ninguna operadora algún tipo de responsabilidad penal. Condición que se le hace aceptar al cliente en el momento de formalizar su contrato (Airtel lo tienen en el suyo). Lo que viene a confirmar que ni ellos mismos lo tienen claro. O que, al contrario, saben muy bien que pueden darse estos efectos y prefieren curarse en salud.
¿Qué se sabe sobre la industria?
Javier Aguilera, el presidente de Telefónica Móviles, intervino como entrevistado en un programa para la televisión que no llegó a emitirse. En sus declaraciones se reconocía que las ondas electromagnéticas tenían efectos negativos sobre la salud humana.
Existe una normativa internacional sobre las telefonía móvil fechada del 12 de julio de 1999. Contiene una serie de recomendaciones, pero “no tiene en cuenta sus efectos biológicos”, según Laso. Elaborada por la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP) marca, en cambio, un nivel máximo de radiación. Valor que fue adoptado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El problema es que el cofundador y director del ICNIRP, por sus siglas en inglés ‘International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection’, es el doctor Michael Repacholi, responsable de la protección de la salud en la mencionada Comisión hasta el año 2005, y que en la actualidad es el Máximo Responsable medioambiental de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, tal persona se dedicaría ahora a defender la inocuidad de tales radiaciones, algo que vistas las últimas investigaciones puede resultar, por decirlo suavemente, más que sospechoso.
Repacholi ha sido durante muchos años director del ICNIRP (International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection, Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante), dependiente de la OMS. Esta persona es para muchos especialistas en campos electromagnéticos y la contaminación que desprenden, el mayor lobbista del sector eléctrico y de las telecomunicaciones.
¿Cómo se evalúan los efectos térmicos de las radiaciones?
Para este tipo de medición se establece como medida de base los resultados de las mediciones realizadas a una distancia de seis metros durante 4 minutos: el SAR. La normativa estadounidense establece un SAR legal máximo de 1,6 W/Kg, pero en España es de 2.
Hoy ya se admite que la radiación emitida por los móviles afecta no sólo al cerebro, sino también a los ojos, y que produce pérdida de memoria, concentración y orientación. Por eso, el manual que acompaña la iPhone recomienda mantenerla a 1,98 cm de distancia de la piel, medida que se ve aumentada a 2,5 cm. con la BackBerry.
El Comité de Expertos de Salzburgo.
Los días 5, 6 y 7 de junio de 2000 una reunión de expertos en Salzburgo recomendó a todos los gobiernos del mundo que establecieran la cifra de 0,1 microwatios/cm2=0,6 V/m. como medida de máxima exposición humana. Valor que, un año más tarde, redujeron a 0,01 microwatios=0,194 V/m.
En España, el Real Decreto 1066/2001 estableció ese valor en 450 microwatios/cm2, aunque sin establecer distancias mínimas. Una excepción notable a esta norma la marcó la Comunidad de Castilla la Mancha, que lo fijó en 0,01 microwatios/cm2.
La representante de AVAATE mantiene que está probado que se pueden transmitir señales de móvil sin necesidad de grandes potencias. Criticó la presencia de emisoras de WiFi en los techos de las habitaciones de hotel, en bibliotecas, bares, restaurantes, tiendas, etc. Comentó la oferta de Telefónica de instalarnos gratuitamente la fibra óptica, a condición que dejemos siempre encendido el módem. ¡Algo que supone que tendremos dos routers, con dos antenas, funcionando en permanencia!
Laso, que ha sido participante en programas de televisión, señaló que en Alemania no tienen WiFi en las escuelas. En cambio, en nuestro país, el Plan Escuela 2.0, aprobado el 16 de septiembre de 2006 por el Congreso, establece el equipamiento de aulas con WiFi, lo que supone exponer a los niños a la radiación, además de colocarles un portátil, con su correspondiente antena emisora, cerca de su cuerpo durante horas. Hoy, algunos científicos estarían poniendo en tela de juicio esta tecnología que consideran nociva para la salud. Sería el caso del profesor Olle Johansoon, William Stewart (Director de la Agencia de Protección de la Salud) y Magda Havas, autora de una carta dirigida a los padres, docentes y consejeros escolares de Canadá.
Ya puestos en un turno de preguntas, el Técnico Superior de Riesgos Laborales recomendó apagar el WiFi por la noche, así como de no llevar el móvil en el bolsillo, ya que han aparecido estudios sobre la influencia sobre la fertilidad humana, que se vería afectada por esta costumbre. Lo mejor es llevarlo aparte, en el bolso, y lo más alejado que se pueda de nosotros.
Las radiaciones de los teléfonos móviles y de las líneas eléctricas rompen el ADN en los cultivos celulares.
Los efectos de las ondas electromagnéticas sobre las células humanas alcanzarían la mitocondria, llegando a producir alteraciones en el ADN, uno de cuyos resultados posibles sería la aparición de cánceres. También influirían sobre los niveles de azúcar en la sangre. Está probado que esta radiación altera y permeabiliza la barrera hematoencefálica, lo que permite que las toxinas puedan pasar al cerebro (presencia de albúmina en el hipotálamo). Esta capacidad de romper esta protección del cerebro que tiene el cuerpo humano es muy inferior en los infantes, que necesitan una protección especial y muy superior a la de los adultos.
Entre 1993 y 1998, el investigador médico George Carlo investigó sobre posibles efectos de las ondas electromagnéticas. Hoy día es una de las personas más odiadas de las operadoras de telefonía móvil, y entre los efectos perversos producidos por su investigación se encuentra una serie de atentados que ha sufrido, como el incendio de su casa o del coche.
Laso recuerda la conveniencia de alejar de la cabeza los teléfonos móviles en los momentos de conexión de una llamada, ya que se producen picos de intensidad notables que superan ampliamente “los máximos permitidos para antenas de telefonía”.
Habló también sobre las intenciones de Iberdrola y Endesa de colocar en nuestras viviendas unos emisores que les permitirían prescindir de la mano de obra que son los controladores del gasto en nuestros contadores. Una práctica que ya habría sido denunciada en California por los consumidores por “atentado criminal”.
De retorno al tema de las investigaciones realizadas hasta la fecha, Laso citó el ‘Estudio Europeo Reflex’, del año 2004, un proyecto europeo en el que participaron científicos como el doctor Úbeda y que llegó a la conclusión de que se producían daños genéticos y celulares en el organismo irradiado. En él se señaló que la radiación penetraba en el ADN y lo rompía. El asunto acabó como el rosario de la aurora, siendo despedidos los investigadores, mientras que el mencionado doctor Úbeda trabajaría actualmente para las operadoras.
Según un estudio del doctor José Luis Bardasano, Director del Departamento de Especialidades Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares y Presidente de la Fundación Europea de Bioelectromagnetismo y Ciencias de la Salud (FEBCC), radiaciones hasta 25.000 veces inferiores a las emitidas por un móvil alterarían la producción de melatonina, una hormona que participa en una gran variedad de procesos celulares, neuroendocrinos y neurofisiológicos.
Campaña de AVAATE por una escuela sin WiFi.
La Asociación de Vallisoletanos Afectados por las Antenas de Telefonía ha emprendido una campaña por una escuela sin WiFi con el envío de 1.500 correos a diferentes AMPAS de colegios nacionales en los que se informaba acerca de los riesgos de la telefonía móvil. El resultado obtenido ha sido un silencio absoluto. Algo que parece decir, claramente, que todavía no existe una sensibilización importante sobre este problema. Pero AVAATE no se desanima y ya está pensando en subir información a You Tube.
En el País Vasco hubo un colegio que se opuso a la instalación del WiFi en las aulas. Incluso llevaron su protesta a la calle, y se les amenazó con retirarles la tutela de sus hijos.
Una experiencia positiva tuvo lugar en Leganés, en la que el Ayuntamiento instaló en la calle medidores de radiación. Algo que, con el tiempo veremos reclamar a la ciudadanía en todos los lugares.
Laso hizo referencia a una ley española que, bajo el encabezamiento ‘Para la protección de la salud’, abordaría la protección contra la exposición indeseada de la radiación producida por vecinos.
Preguntada por algún representante escolar sobre la posibilidad de organizar alguna conferencia en algún centro, Laso respondió que lo mejor sería solicitar un encuentro con inspección, después de reunir a varios colegios interesados en celebrarla. Además de apuntar por escrito, en un listado, a los padres que asistirían al encuentro.