La Vía Láctea.
"Si llega a detectarse vida extraterrestre, debería haberse establecido previamente una respuesta coordinada que tenga en cuenta todos los asuntos sensibles relacionados". Son palabras de Martin Dominik, de la Escuela de Física y Astronomía de la Universidad de St Andrews, y John Zarnecki, del Instituto de Ciencias Espaciales de la Open University. En su artículo de introducción al último número de la revistaPhilosophical Transactions, de la Royal Society británica, ambos científicos condensan las conclusiones de un grupo de expertos que se reunió el pasado año para analizar qué ocurriría si sucediera algo "de baja probabilidad pero de enorme impacto", como sería el descubrimiento de vida alienígena. En su pieza, que prologa el número monográfico, los autores resumen su mensaje principal: "Debemos estar preparados para las consecuencias".
No es la primera vez que científicos reputados advierten de algo similar. El pasado año, el astrofísico Stephen Hawking levantó cierto revuelo al alertar de que establecer contacto con una civilización extraterrestre sería "demasiado arriesgado", ya que sus probables intenciones serían "conquistar y colonizar".
En su artículo, Dominik y Zarnecki repasan los últimos hallazgos de la astronomía que acercan cada vez más la posibilidad de que "generaciones actuales puedan vivir la detección de signos de vida extraterrestre". Si esto ocurriese, aseveran los autores, las decisiones políticas subsiguientes correrían el riesgo de regirse por "intereses de poder y oportunismo", algo que se evitaría si la coordinación recayera en la ONU, cuyo Comité para Usos Pacíficos del Espacio (COPUOS) debería "situar los asuntos supraterrestres en la agenda".
"Estamos solos"
En la monografía, otros autores repasan los aspectos científicos, éticos, sociales y religiosos. Simon Conway Morris, de la Universidad de Cambridge, esgrime la universalidad de las leyes biológicas para razonar que, según las predicciones del darwinismo, "si hay alienígenas inteligentes serán como nosotros y, dado que nuestra historia no es precisamente gloriosa, deberíamos pararnos a pensar". Pero para Morris, este determinismo biológico y la existencia de soles mucho más antiguos que el nuestro implican que, si aún no ha habido contacto, nunca lo habrá. "No están ahí; estamos solos", concluye.