Eras geológicas de la Tierra
La estratigrafía puede ser definida escuetamente como la ciencia de los estratos, en cuanto se preocupa por conocer no sólo su disposición, sino también su composición litológica, paleobiológica, física y química. La sucesión estratigráfica, es decir, la sedimentación ordenada de materiales rocosos en capas o estratos, permite reconstruir la historia geológica.
Los estratos poseen unas características propias y definidas, tales como color, dureza, composición, etc., por lo que pueden ser agrupados en unidades litoestratigráficas.
Normalmente, en los estratos puede descubrirse la presencia de vestigios orgánicos litificados, es decir, de fósiles, cuyo estudio es materia de la paleontología. Bien es cierto que la presencia de fósiles en un estrato sólo muestra, y de una forma harto pálida, una pequeña parte de la actividad biológica que existió en otros tiempos, ya que el proceso de fosilización es más bien raro. Cuando un ser vivo, cuerpo orgánico, muere, se ve expuesto a la acción de los agentes atmosféricos y a los microorganismos productores de la putrefacción y se descompone con rapidez. Sin embargo, si queda sepultado inmediatamente, puede sustraerse a estos procesos, aunque sean sólo sus partes más duras y consistentes las que logren integrar la etapa de fosilización.
El permanente hallazgo de fósiles permite ampliar nuestros conocimientos sobre el tipo de vida y las especies que un día habitaron nuestro planeta, así como acerca de las etapas de que se ha valido la evolución para modelar las especies actuales. Los fósiles constituyen un excelente registro de la historia evolutiva de los seres vivos.
Normalmente, un estrato puede ser definido por la presencia en su seno de un determinado fósil, lo que constituye la base de la bioestratigrafía, y permite delimitar las denominadas unidades bioestratigráficas .
Las eras de la Tierra:
Las formaciones de origen precámbrico se encuentran ampliamente distribuidas en todo el globo. Estructuralmente se localizan dos tipos de zonas: en el interior de cordilleras parcialmente denudadas y en amplias áreas de escasa elevación (escudos). Asimismo, la actividad volcánica en este período fue muy intensa, por lo que muchas de las rocas que corresponden a esta era son de origen plutónico. Los sedimentos predominantes consisten en gravas y areniscas.
Tres fases se pueden distinguir en este periodo. La primera de ellas es la prearqueozoica, cuyas rocas más antiguas datan de una época comprendida entre los 3.700 y los 3.400 millones de años.
La fase arqueozoica, que se desarrolla entre los 3.400 y los 2.500 millones de años, es de hecho una etapa de transición en la que la Tierra inicia su consolidación. Debió existir en ella un único océano y, en consecuencia, un solo continente. Se sospecha la existencia de posibles indicios de vida, aunque solamente a nivel bacteriano.
La tercera fase, la precámbrica o proterozoica, dura aproximadamente unos 2.000 millones de años y se desarrollan en ella diversas orogenias. Su inicio viene señalado por un resquebrajamiento de la corteza granítica y por la aparición de procesos de sedimentación, sobre todo de dolomitas y calcitas.
En relación a los seres vivos, se han hallado un gran número de restos de seres pluricelulares, tales como cianofíceas, braquiópodos, cefalópodos, gusanos y protozoos.
Cámbrico
Se desarrolló entre los 590 y los 515 millones de años. La reconstrucción paleográfica hace suponer que en este periodo las tierras emergidas se agrupaban en dos bloques, en uno de los cuales se encontraban Sudamérica, Africa, Antártida, Australia, la India y Arabia, mientras que el otro estaría integrado por Norteamérica, Groenlandia, Europa y parte de Asia.
El clima, en líneas generales, fue cálido y estable y surgieron un gran número de seres vivos, básicamente marinos; las aguas oceánicas eran poco profundas, según se desprende de los fósiles hallados. Además de los protozoos, sobre todo foraminíferos y radiolarios, aparecieron los primeros grandes grupos de meta-zoos, correspondientes a las esponjas calcáreas, equinodermos (en especial cistoideos, carpoideos, crinoideos, equinoideos y asteroideos), crustáceos (ostrácodos), gasterópodos, braquiópodos, y, sobre todo, los trilobites. En relación con la flora se desarrollaron las cianofíceas.
Ordovícico
El nombre de este periodo procede de los ordovices, una tribu celta anterior a la colonización romana. Se desarrolló entre los 515 y los 445 millones de años. De este periodo, caracterizado por intensos movimientos orogénicos y de clima cálido, existen afloramientos en todos los continentes. Geológicamente, continuó produciéndose el movimiento transgresivo de Europa, región en la que existían varios geosinclinales que bordeaban los escudos arcaicos.
Si bien la flora y la fauna experimentaron un notable incremento en número y variedad, tanto una como otra continuaron desarrollándose en el medio marino, al tiempo que surgían los primeros vertebrados: los ostracodermos, o peces acorazados. La temperatura cálida de las aguas y la poca profundidad de las mismas favoreció la difusión de los seres vivos, así como el desarrollo de animales dotados de esqueletos calcáreos. Aparecieron los briozoos, que alcanzaron un gran desarrollo, al igual que los trilobites y algunos cefalópodos.
Silúrico
Este periodo, denominado así por R. Murchison en honor de una antigua tribu celta, los silures, se desarrolló entre los 445 y los 415 millones de años. En el hemisferio boreal se constituyó el continente noratlántico, que comprendía desde Norteamérica a Escandinavia y agrupaba la mayor parte de lo que en la actualidad es Europa. Separado de él, y también en el hemisferio boreal, quedaba una gran masa de tierra que ocupaba las actuales regiones china y siberiana. En el hemisferio austral, continuó existiendo una única masa continental. Las rocas silúricas afloran en muchas partes del mundo, encontrándose depósitos de facies continentales y marinas. Los materiales marinos predominantes son calizas, areniscas, carbonatos y pizarras.
En relación con el clima, éste debió ser benigno, aunque al término de dicho periodo comenzaron a manifestarse estaciones climáticas más rigurosas. Las rocas silúricas contienen en su seno una fauna muy variada de invertebrados fósiles, principalmente de braquiópodos. Igualmente, la fauna coralina aumentó de forma notable, asociada a briozoos. Abundaron los cefalópodos nautiloideos, dotados de una concha espiralada. En este periodo los mares alcanzaron su máxima expansión y aparecieron peces anáspidos, que carecían de ojos, mandíbulas y aletas pares. Comenzaron a surgir también los primeros seres terrestres, sobre todo plantas vasculares y artrópodos (probablemente miriápodos y escorpiones primitivos) adaptados a este medio.
Devónico
La denominación de este periodo se debe a R. Murchison, quien lo utilizó para referirse a Devon, región del suroeste de Inglaterra donde se encontraron los primeros hallazgos. Se desarrolló entre los 415 y los 370 millones de años. Las masas continentales continuaron configurando el continente noratlántico, el chino-siberiano y el continente sur o de Gondwana. Hay que destacar la acción erosiva de las aguas en las llanuras de inundación, que originaron grandes extensiones de depósitos de la denominada antigua arenisca roja, que se encuentra configurada por una potente serie en la que alternan areniscas, pizarras y conglomerados de origen desértico y límnico.
Los océanos comenzaron a retroceder, y el clima, aunque variable, fue muy suave, sin zonas climáticas diferenciadas, si bien se dio ya una época de lluvias. Desaparecieron ciertas especies, como los graptolites, y otras como los corales y los trilobites iniciaron un claro retroceso, a la vez que se extendían los cefalópodos ammonoideos. Aparecieron también peces con mandíbulas y placas óseas, los placodermos, así como los primeros crosopterigios y anfibios (ictiostégidos). Pero donde realmente se produjeron cambios fue en las superficies emergidas, donde las plantas vasculares continuaron desarrollándose y extendiéndose, originando los primeros bosques. También aparecieron los primeros hongos, así como primitivos briofitos y helechos.
Carbonífero
El nombre de este periodo, que se desarrolló entre los 370 millones y los 280 millones de años, hace referencia a la abundancia de carbón en los depósitos sedimentarios formados en esta época. Este hecho supone un desarrollo previo, y extraordinario, de las criptógamas vasculares, las cuales alcanzan un gran tamaño y variedad.
El clima fue predominantemente cálido y húmedo, como indican la naturaleza de la flora terrestre y de los fósiles marinos, propios de aguas poco profundas.
Durante el prolongado intervalo de tiempo que duró el carbonífero se produjeron algunos plegamientos de diversa intensidad, que dieron lugar a montañas. Simultáneamente, el geosinclinal de Asia Central se extendió y América sufrió una transgresión.
Las criptógamas vasculares (Calamites, Sigillarias) se expandieron y proliferaron rápidamente, lo que facilitó la acumulación de sus restos, que darían más tarde origen a los yacimientos de carbón. En lo relativo a la fauna, los trilobites, que ya habían iniciado su decandencia en el devónico, fueron extinguiéndose poco a poco, así como también los paleodictiópteros. Pero surgieron en cambio los protodonatos, los megasecópteros y los ortópteros.
Durante la segunda mitad del Carbonífero, Australia estuvo cubierta por una glaciación y los movimientos que se produjeron tuvieron un carácter regresivo: en Siberia y en el Himalaya el océano se estrechó. Europa, debido a la orogénesis herciniana, comenzó a adoptar algunos rasgos similares a los actuales y siguió unida al continente noratlántico; su límite por el este lo constituyó el geosinclinal de los Urales y por el sur, la Mesogea. Norteamérica continuó separada de Sudamérica, la cual, a su vez permanecía integrada en el continente del Gondwana, unida a Africa, Australia y la India, si bien todos estos bloques continentales experimentaban un proceso de transgresión.
En el norte de Europa aparecieron selvas hulleras y se desarrollaron las coníferas y las ginkgoales. Los helechos constituyeron un destacado elemento de la flora y presentaban una gran variedad de formas y tamaños.
La fauna terrestre se enriqueció con la aparición de los primeros reptiles, los protosaurios, los cuales empezaron a desempeñar un destacado papel. Igualmente abundaron los arácnidos y los insectos primitivos.
Pérmico
La denominación corresponde también a R. Murchison, que la aplicó para hacer referencia a una cuenca situada cerca de la ciudad rusa de Perm. Se desarrolló entre los 280 y los 240 millones de años y durante el mismo, caracterizado por una intensa orogenia, los continentes se elevaron. Se formaron los montes Apalaches y el geosinclinal de los Urales se plegó, dando lugar a esta cadena de montañas. En Europa, los Alpes Variscos se extendieron desde el sur de Inglaterra hasta el centro de Alemania y desde Normandía hasta el Macizo Central francés, al tiempo que se producían nuevos y grandes depósitos sedimentarios, las nuevas areniscas rojas. En lo referente a Australia, la glaciación finalizó.
En cuanto al clima, éste experimentó una serie de cambios y empezaron a diferenciarse las estaciones: mientras que en el hemisferio norte fue seco, e incluso árido, en el sur fue glacial.
El final de este periodo estuvo marcado por una crisis de la fauna, que condujo a la extinción de un gran número de especies, tanto marinas como continentales. Entre las especies que desaparecieron definitivamente se encontraban muchos pelecípodos, fusulinas, trilobites, tretracoralarios, goniatites, etc. Los insectos experimentaron una expansión y surgieron órdenes que han sobrevivido hasta la época actual.
Las plantas terrestres evolucionaron lentamente en un principio, y luego de forma mucho más rápida. En relación con los vertebrados, los anfibios laberintodontes fueron abundantes y algunos estegocéfalos alcanzaron formas gigantescas. Los reptiles iniciaron su explosión evolutiva y destacaron los pelicosaurios, como el dimetrodonte.
Triásico
Esta denominación procede de la triple división que presentaban una serie de estratos localizados en la facies alemana, fácilmente distinguibles desde el punto de vista litológico: areniscas, calizas y margas. Su duración fue de unos treinta millones de años. Las tierras no sumergidas se redujeron en este periodo a montañas áridas y desiertos. Mientras que Norteamérica continuó sufriendo una regresión, Asia experimentó una transgresión. La Mesogea se puso en contacto con el geosinclinal himalayo pero terminó convirtiéndose en el geosinclinal mediterráneo y extendiéndose hacia el Atlántico, el norte de Alemania, Europa central e Inglaterra.
El clima predominante fue cálido y seco, y la fauna, consistente principalmente en ammonoideos y belemnites; igualmente aparecieron los crustáceos decápodos, mientras que los arrecifes de coral se encontraban constituidos por celentéreos hexacoralinos.
Los reptiles se diversificaron y aparecieron los dinosaurios, algunos de los cuales retornaron al medio marino, como los ictiosaurios, mientras que otros evolucionaron adoptando características de mamíferos.
En la flora predominaron las gim-nosperinas, y algunas plantas se adaptaron a situaciones de sequía, surgiendo las palmeras.
Jurásico
Los mares comenzaron a extenderse en este periodo y Norteamérica se separó de la masa continental noratlántica. El mar europeo avanzó, y el mar del Norte se puso en comunicación con el Mediterráneo, llegando a invadir la plataforma rusa por el sur, para finalmente retirarse de manera progresiva, lo que permitió la emersión de Europa. El Atlántico norte alcanzó proporciones considerables.
Si bien el clima fue suave, se produjeron lluvias muy intensas, que provocaron una gran erosión; ésta dio lugar a tres grandes niveles de sedimentos: el lías o rocas negras, el dogger o rocas pardas y el malm o rocas blancas. El clima permitió el desarrollo de la vegetación y aparecieron las angiospermas, es decir, las plantas con semillas y flores. La fauna marina fue abundante y predominaron los moluscos lamelibranquios y cefalópodos, que evolucionaron muy rápidamente; destacaron los belemnites y los moluscos gasterópodos, así como los braquiópodos.
En Europa, los arrecifes coralinos retrocedieron. Entre los vertebrados continuaron predominando los grandes reptiles, ictiosaurios, plesiosaurios, saurópodos, dinosaurios (Brontosaurus, Stegosaurus, Diplodocus) y reptiles voladores como el Pterodáctilo. Surgieron también las primeras aves, como el Archaeopteryx, con características netamente reptilianas. En cuanto a los mamíferos, aparecieron los marsupiales.
Cretácico
En relación con la distribución de mares y continentes, cabe destacar la expansión del Atlántico sur así como también la del Atlántico norte, al mismo tiempo que las masas continentales continúan desplazándose hacia el sur.
Con respecto a la fauna marina, los ammonites desaparecieron en este periodo, los belemnites iniciaron su decadencia y los braquiópodos escasearon. Si bien los crinoideos fueron perdiendo importancia, la de los equinoideos fue cada vez mayor, a la vez que experimentaron una diversificación y alcanzaron su apogeo, lo que también ocurrió con los nerineidos (moluscos gasterópodos) y los foraminíferos orbitolínidos.
Los reptiles prosiguieron su desarrollo y los dinosaurios dominaron por completo la tierra firme, alcanzando gigantescas proporciones. Algunos, como el Tyrannosaurus, de 14 m de longitud y 6 de altura, eran feroces depredadores, y otros como el Triceratops, herbívoros. Surgieron también los ofidios y se desarrollaron los primeros mamíferos placentarios.
En relación con la flora continental, desaparecieron las pteridospermas, precursoras de las angiospermas.
Paleógeno
Prosiguió durante este periodo el proceso regresivo de Asia, América y Europa, y esta última terminó por emerger, a la vez que tuvo lugar la orogénesis del Himalaya y de los Alpes. La comunicación del Mediterráneo con el Himalaya se realizó a través de un estrecho brazo. Los Andes, las Rocosas, los Pirineos y el Atlas fueron elevándose.
Con el clima cálido, las palmeras se extendieron ampliamente, surgieron las cactáceas y se desarrollaron las coníferas.
Si bien los mamíferos habían surgido ya con anterioridad, fue en el Paleógeno cuando experimentaron una gran radiación adaptativa; aparecieron así, por ejemplo, los primeros équidos, ungulados, creodontos y lemúridos (éstos del grupo de los primates), y también los primeros camélidos, proboscídeos y rinocerontes. Algunos mamíferos regresaron al mar, como los cetáceos y pinnípedos. Aparecieron también aves corredoras, anteriores de las actuales, que perdieron progresivamente la capacidad de volar.
Neógeno
En líneas generales, quedó establecida la distribución definitiva de mares y continentes, aunque las costas y las montañas sufrieron notables alteraciones posteriores.
Las coníferas fueron la flora predominante y surgieron las gramíneas. En el mundo animal, predominaron a partir de entonces los mamíferos, especialmente los carnívoros. Aparecieron las jirafas y los bovinos, y primates semejantes al hombre. La fauna de Sudamérica evolucionó independientemente.
Mindel, Riss y Würm), con sus correspondientes periodos interglaciares, tanto en Norteamérica como en Europa. Por un lado, las glaciaciones produjeron una notable disminución de las temperaturas, lo que afectó a diversas especies, tanto en la flora como en la fauna, obligando a ésta en algunos casos a realizar emigraciones, y conduciendo en otros a la extinción de diferentes especies. De esta época son representantes típicos el mamut, megaterio sudamericano, rinoceronte lanudo, uro, tigre dientes de sable, ciervo gigante, etc. Por otro lado, los glaciares afectaron a las aguas marinas, el nivel de las cuales descendió y se elevó alternativamente.
De esta era datan los primeros restos prehumanos, de una antigüedad aproximada de dos millones de años, correspondientes al Australopithecus y hallados en Africa oriental y austral. Los paleoantropólogos le han asignado dos especies principales: Australopithecus africanus, que habitó probablemente zonas de sabana, de baja estatura, y Australopithecus robustus, que pobló zonas boscosas del Africa austral. La capacidad craneana de estos prehomínidos oscilaba entre los 400 y 550 cm3 y el cráneo presentaba mandíbulas prominentes, gruesas arcadas cigomáticas, torus supraorbitario y acusada platicrania.
La fase protohumana viene representada por el Homo habilis, también hallado en Africa. Un homínido más reciente, considerado ya como fase humana antigua, es el Homo erectus, que data de un millón de años aproximadamente, encontrado en Java y China y anteriormente llamado Pithecanthropus. Su capacidad craneana era de unos 1.000 cm3.
Tras él, entramos ya en la fase humana moderna, con el Homo sapiens neandertalensis u hombre de Neandertal, cuyos restos corresponden a la última glaciación (hace unos 80.000 años) y cuya capacidad craneana era de 1.400 cm3, y el Homo sapiens sapiens u hombre de Cromagnon, con una capacidad craneana de 1.700 cm3, autor de las pinturas rupestres.
Los estratos poseen unas características propias y definidas, tales como color, dureza, composición, etc., por lo que pueden ser agrupados en unidades litoestratigráficas.
Normalmente, en los estratos puede descubrirse la presencia de vestigios orgánicos litificados, es decir, de fósiles, cuyo estudio es materia de la paleontología. Bien es cierto que la presencia de fósiles en un estrato sólo muestra, y de una forma harto pálida, una pequeña parte de la actividad biológica que existió en otros tiempos, ya que el proceso de fosilización es más bien raro. Cuando un ser vivo, cuerpo orgánico, muere, se ve expuesto a la acción de los agentes atmosféricos y a los microorganismos productores de la putrefacción y se descompone con rapidez. Sin embargo, si queda sepultado inmediatamente, puede sustraerse a estos procesos, aunque sean sólo sus partes más duras y consistentes las que logren integrar la etapa de fosilización.
El permanente hallazgo de fósiles permite ampliar nuestros conocimientos sobre el tipo de vida y las especies que un día habitaron nuestro planeta, así como acerca de las etapas de que se ha valido la evolución para modelar las especies actuales. Los fósiles constituyen un excelente registro de la historia evolutiva de los seres vivos.
Normalmente, un estrato puede ser definido por la presencia en su seno de un determinado fósil, lo que constituye la base de la bioestratigrafía, y permite delimitar las denominadas unidades bioestratigráficas .
Las eras de la Tierra:
Era Precámbrica
Es el periodo más primitivo de la Tierra, se inició hace unos 4.500 millones de años, lo que supone la edad de la propia Tierra, y terminó hace unos 600 millones de años. Las informaciones que se poseen sobre este prolongado intervalo de tiempo son escasas y fragmentarias. Se trata de una era de grandes convulsiones, debido a la existencia de enormes presiones y elevadas temperaturas, en el seno del planeta, por lo que su estudio es muy difícil. Los hallazgos de fósiles se reducen a algunos invertebrados y algas y a diversas cianofíceas y bacterias (micro-paleontología). La sucesión de formaciones en este periodo se basa en su examen estructural en relación con las discordancias y las intrusiones de carácter ígneo.Las formaciones de origen precámbrico se encuentran ampliamente distribuidas en todo el globo. Estructuralmente se localizan dos tipos de zonas: en el interior de cordilleras parcialmente denudadas y en amplias áreas de escasa elevación (escudos). Asimismo, la actividad volcánica en este período fue muy intensa, por lo que muchas de las rocas que corresponden a esta era son de origen plutónico. Los sedimentos predominantes consisten en gravas y areniscas.
Tres fases se pueden distinguir en este periodo. La primera de ellas es la prearqueozoica, cuyas rocas más antiguas datan de una época comprendida entre los 3.700 y los 3.400 millones de años.
La fase arqueozoica, que se desarrolla entre los 3.400 y los 2.500 millones de años, es de hecho una etapa de transición en la que la Tierra inicia su consolidación. Debió existir en ella un único océano y, en consecuencia, un solo continente. Se sospecha la existencia de posibles indicios de vida, aunque solamente a nivel bacteriano.
La tercera fase, la precámbrica o proterozoica, dura aproximadamente unos 2.000 millones de años y se desarrollan en ella diversas orogenias. Su inicio viene señalado por un resquebrajamiento de la corteza granítica y por la aparición de procesos de sedimentación, sobre todo de dolomitas y calcitas.
En relación a los seres vivos, se han hallado un gran número de restos de seres pluricelulares, tales como cianofíceas, braquiópodos, cefalópodos, gusanos y protozoos.
Era Primaria o paleozoico
Su duración abarca aproximadamente unos 350 millones de años. En lo relativo a la sedimentación, se distingue el primario inferior, en el que predominan los sedimentos de origen detrítico, y el primario superior, cuyos sedimentos son carbonatados. Sin embargo, en función de la abundante presencia de flora y de fauna, se diferencian seis periodos.Cámbrico
Se desarrolló entre los 590 y los 515 millones de años. La reconstrucción paleográfica hace suponer que en este periodo las tierras emergidas se agrupaban en dos bloques, en uno de los cuales se encontraban Sudamérica, Africa, Antártida, Australia, la India y Arabia, mientras que el otro estaría integrado por Norteamérica, Groenlandia, Europa y parte de Asia.
El clima, en líneas generales, fue cálido y estable y surgieron un gran número de seres vivos, básicamente marinos; las aguas oceánicas eran poco profundas, según se desprende de los fósiles hallados. Además de los protozoos, sobre todo foraminíferos y radiolarios, aparecieron los primeros grandes grupos de meta-zoos, correspondientes a las esponjas calcáreas, equinodermos (en especial cistoideos, carpoideos, crinoideos, equinoideos y asteroideos), crustáceos (ostrácodos), gasterópodos, braquiópodos, y, sobre todo, los trilobites. En relación con la flora se desarrollaron las cianofíceas.
Ordovícico
El nombre de este periodo procede de los ordovices, una tribu celta anterior a la colonización romana. Se desarrolló entre los 515 y los 445 millones de años. De este periodo, caracterizado por intensos movimientos orogénicos y de clima cálido, existen afloramientos en todos los continentes. Geológicamente, continuó produciéndose el movimiento transgresivo de Europa, región en la que existían varios geosinclinales que bordeaban los escudos arcaicos.
Si bien la flora y la fauna experimentaron un notable incremento en número y variedad, tanto una como otra continuaron desarrollándose en el medio marino, al tiempo que surgían los primeros vertebrados: los ostracodermos, o peces acorazados. La temperatura cálida de las aguas y la poca profundidad de las mismas favoreció la difusión de los seres vivos, así como el desarrollo de animales dotados de esqueletos calcáreos. Aparecieron los briozoos, que alcanzaron un gran desarrollo, al igual que los trilobites y algunos cefalópodos.
Silúrico
Este periodo, denominado así por R. Murchison en honor de una antigua tribu celta, los silures, se desarrolló entre los 445 y los 415 millones de años. En el hemisferio boreal se constituyó el continente noratlántico, que comprendía desde Norteamérica a Escandinavia y agrupaba la mayor parte de lo que en la actualidad es Europa. Separado de él, y también en el hemisferio boreal, quedaba una gran masa de tierra que ocupaba las actuales regiones china y siberiana. En el hemisferio austral, continuó existiendo una única masa continental. Las rocas silúricas afloran en muchas partes del mundo, encontrándose depósitos de facies continentales y marinas. Los materiales marinos predominantes son calizas, areniscas, carbonatos y pizarras.
En relación con el clima, éste debió ser benigno, aunque al término de dicho periodo comenzaron a manifestarse estaciones climáticas más rigurosas. Las rocas silúricas contienen en su seno una fauna muy variada de invertebrados fósiles, principalmente de braquiópodos. Igualmente, la fauna coralina aumentó de forma notable, asociada a briozoos. Abundaron los cefalópodos nautiloideos, dotados de una concha espiralada. En este periodo los mares alcanzaron su máxima expansión y aparecieron peces anáspidos, que carecían de ojos, mandíbulas y aletas pares. Comenzaron a surgir también los primeros seres terrestres, sobre todo plantas vasculares y artrópodos (probablemente miriápodos y escorpiones primitivos) adaptados a este medio.
Devónico
La denominación de este periodo se debe a R. Murchison, quien lo utilizó para referirse a Devon, región del suroeste de Inglaterra donde se encontraron los primeros hallazgos. Se desarrolló entre los 415 y los 370 millones de años. Las masas continentales continuaron configurando el continente noratlántico, el chino-siberiano y el continente sur o de Gondwana. Hay que destacar la acción erosiva de las aguas en las llanuras de inundación, que originaron grandes extensiones de depósitos de la denominada antigua arenisca roja, que se encuentra configurada por una potente serie en la que alternan areniscas, pizarras y conglomerados de origen desértico y límnico.
Los océanos comenzaron a retroceder, y el clima, aunque variable, fue muy suave, sin zonas climáticas diferenciadas, si bien se dio ya una época de lluvias. Desaparecieron ciertas especies, como los graptolites, y otras como los corales y los trilobites iniciaron un claro retroceso, a la vez que se extendían los cefalópodos ammonoideos. Aparecieron también peces con mandíbulas y placas óseas, los placodermos, así como los primeros crosopterigios y anfibios (ictiostégidos). Pero donde realmente se produjeron cambios fue en las superficies emergidas, donde las plantas vasculares continuaron desarrollándose y extendiéndose, originando los primeros bosques. También aparecieron los primeros hongos, así como primitivos briofitos y helechos.
Carbonífero
El nombre de este periodo, que se desarrolló entre los 370 millones y los 280 millones de años, hace referencia a la abundancia de carbón en los depósitos sedimentarios formados en esta época. Este hecho supone un desarrollo previo, y extraordinario, de las criptógamas vasculares, las cuales alcanzan un gran tamaño y variedad.
El clima fue predominantemente cálido y húmedo, como indican la naturaleza de la flora terrestre y de los fósiles marinos, propios de aguas poco profundas.
Durante el prolongado intervalo de tiempo que duró el carbonífero se produjeron algunos plegamientos de diversa intensidad, que dieron lugar a montañas. Simultáneamente, el geosinclinal de Asia Central se extendió y América sufrió una transgresión.
Las criptógamas vasculares (Calamites, Sigillarias) se expandieron y proliferaron rápidamente, lo que facilitó la acumulación de sus restos, que darían más tarde origen a los yacimientos de carbón. En lo relativo a la fauna, los trilobites, que ya habían iniciado su decandencia en el devónico, fueron extinguiéndose poco a poco, así como también los paleodictiópteros. Pero surgieron en cambio los protodonatos, los megasecópteros y los ortópteros.
Durante la segunda mitad del Carbonífero, Australia estuvo cubierta por una glaciación y los movimientos que se produjeron tuvieron un carácter regresivo: en Siberia y en el Himalaya el océano se estrechó. Europa, debido a la orogénesis herciniana, comenzó a adoptar algunos rasgos similares a los actuales y siguió unida al continente noratlántico; su límite por el este lo constituyó el geosinclinal de los Urales y por el sur, la Mesogea. Norteamérica continuó separada de Sudamérica, la cual, a su vez permanecía integrada en el continente del Gondwana, unida a Africa, Australia y la India, si bien todos estos bloques continentales experimentaban un proceso de transgresión.
En el norte de Europa aparecieron selvas hulleras y se desarrollaron las coníferas y las ginkgoales. Los helechos constituyeron un destacado elemento de la flora y presentaban una gran variedad de formas y tamaños.
La fauna terrestre se enriqueció con la aparición de los primeros reptiles, los protosaurios, los cuales empezaron a desempeñar un destacado papel. Igualmente abundaron los arácnidos y los insectos primitivos.
Pérmico
La denominación corresponde también a R. Murchison, que la aplicó para hacer referencia a una cuenca situada cerca de la ciudad rusa de Perm. Se desarrolló entre los 280 y los 240 millones de años y durante el mismo, caracterizado por una intensa orogenia, los continentes se elevaron. Se formaron los montes Apalaches y el geosinclinal de los Urales se plegó, dando lugar a esta cadena de montañas. En Europa, los Alpes Variscos se extendieron desde el sur de Inglaterra hasta el centro de Alemania y desde Normandía hasta el Macizo Central francés, al tiempo que se producían nuevos y grandes depósitos sedimentarios, las nuevas areniscas rojas. En lo referente a Australia, la glaciación finalizó.
En cuanto al clima, éste experimentó una serie de cambios y empezaron a diferenciarse las estaciones: mientras que en el hemisferio norte fue seco, e incluso árido, en el sur fue glacial.
El final de este periodo estuvo marcado por una crisis de la fauna, que condujo a la extinción de un gran número de especies, tanto marinas como continentales. Entre las especies que desaparecieron definitivamente se encontraban muchos pelecípodos, fusulinas, trilobites, tretracoralarios, goniatites, etc. Los insectos experimentaron una expansión y surgieron órdenes que han sobrevivido hasta la época actual.
Las plantas terrestres evolucionaron lentamente en un principio, y luego de forma mucho más rápida. En relación con los vertebrados, los anfibios laberintodontes fueron abundantes y algunos estegocéfalos alcanzaron formas gigantescas. Los reptiles iniciaron su explosión evolutiva y destacaron los pelicosaurios, como el dimetrodonte.
Era Secundaria o mesozoico
Tuvo una duración de unos 160 millones de años. Geológicamente, supuso el final del ciclo orogénico herciniano y el inicio de la orogenia alpina. En esta era destacaron los depósitos de carbonatos, con lo que las calizas hicieron acto de presencia en grandes zonas de Europa. Esta se separó de Norteamérica. Por otro lado, Australia y la India se desgajaron del continente austral. El clima fue mucho más cálido, y la temperatura de las aguas marinas, alta.Triásico
Esta denominación procede de la triple división que presentaban una serie de estratos localizados en la facies alemana, fácilmente distinguibles desde el punto de vista litológico: areniscas, calizas y margas. Su duración fue de unos treinta millones de años. Las tierras no sumergidas se redujeron en este periodo a montañas áridas y desiertos. Mientras que Norteamérica continuó sufriendo una regresión, Asia experimentó una transgresión. La Mesogea se puso en contacto con el geosinclinal himalayo pero terminó convirtiéndose en el geosinclinal mediterráneo y extendiéndose hacia el Atlántico, el norte de Alemania, Europa central e Inglaterra.
El clima predominante fue cálido y seco, y la fauna, consistente principalmente en ammonoideos y belemnites; igualmente aparecieron los crustáceos decápodos, mientras que los arrecifes de coral se encontraban constituidos por celentéreos hexacoralinos.
Los reptiles se diversificaron y aparecieron los dinosaurios, algunos de los cuales retornaron al medio marino, como los ictiosaurios, mientras que otros evolucionaron adoptando características de mamíferos.
En la flora predominaron las gim-nosperinas, y algunas plantas se adaptaron a situaciones de sequía, surgiendo las palmeras.
Jurásico
Los mares comenzaron a extenderse en este periodo y Norteamérica se separó de la masa continental noratlántica. El mar europeo avanzó, y el mar del Norte se puso en comunicación con el Mediterráneo, llegando a invadir la plataforma rusa por el sur, para finalmente retirarse de manera progresiva, lo que permitió la emersión de Europa. El Atlántico norte alcanzó proporciones considerables.
Si bien el clima fue suave, se produjeron lluvias muy intensas, que provocaron una gran erosión; ésta dio lugar a tres grandes niveles de sedimentos: el lías o rocas negras, el dogger o rocas pardas y el malm o rocas blancas. El clima permitió el desarrollo de la vegetación y aparecieron las angiospermas, es decir, las plantas con semillas y flores. La fauna marina fue abundante y predominaron los moluscos lamelibranquios y cefalópodos, que evolucionaron muy rápidamente; destacaron los belemnites y los moluscos gasterópodos, así como los braquiópodos.
En Europa, los arrecifes coralinos retrocedieron. Entre los vertebrados continuaron predominando los grandes reptiles, ictiosaurios, plesiosaurios, saurópodos, dinosaurios (Brontosaurus, Stegosaurus, Diplodocus) y reptiles voladores como el Pterodáctilo. Surgieron también las primeras aves, como el Archaeopteryx, con características netamente reptilianas. En cuanto a los mamíferos, aparecieron los marsupiales.
Cretácico
En relación con la distribución de mares y continentes, cabe destacar la expansión del Atlántico sur así como también la del Atlántico norte, al mismo tiempo que las masas continentales continúan desplazándose hacia el sur.
Con respecto a la fauna marina, los ammonites desaparecieron en este periodo, los belemnites iniciaron su decadencia y los braquiópodos escasearon. Si bien los crinoideos fueron perdiendo importancia, la de los equinoideos fue cada vez mayor, a la vez que experimentaron una diversificación y alcanzaron su apogeo, lo que también ocurrió con los nerineidos (moluscos gasterópodos) y los foraminíferos orbitolínidos.
Los reptiles prosiguieron su desarrollo y los dinosaurios dominaron por completo la tierra firme, alcanzando gigantescas proporciones. Algunos, como el Tyrannosaurus, de 14 m de longitud y 6 de altura, eran feroces depredadores, y otros como el Triceratops, herbívoros. Surgieron también los ofidios y se desarrollaron los primeros mamíferos placentarios.
En relación con la flora continental, desaparecieron las pteridospermas, precursoras de las angiospermas.
Era Terciaria o Cenozoico
Globalmente, tanto las formaciones geológicas como los seres vivos comenzaron a adoptar formas similares a las actuales. Mientras el océano Atlántico experimentó un ensanchamiento, la India y Australia se desplazaron hacia el norte. La Mesogea o Mediterráneo evolucionó y fue reduciéndose y cerrándose debido a la unión de la India y Arabia.Paleógeno
Prosiguió durante este periodo el proceso regresivo de Asia, América y Europa, y esta última terminó por emerger, a la vez que tuvo lugar la orogénesis del Himalaya y de los Alpes. La comunicación del Mediterráneo con el Himalaya se realizó a través de un estrecho brazo. Los Andes, las Rocosas, los Pirineos y el Atlas fueron elevándose.
Con el clima cálido, las palmeras se extendieron ampliamente, surgieron las cactáceas y se desarrollaron las coníferas.
Si bien los mamíferos habían surgido ya con anterioridad, fue en el Paleógeno cuando experimentaron una gran radiación adaptativa; aparecieron así, por ejemplo, los primeros équidos, ungulados, creodontos y lemúridos (éstos del grupo de los primates), y también los primeros camélidos, proboscídeos y rinocerontes. Algunos mamíferos regresaron al mar, como los cetáceos y pinnípedos. Aparecieron también aves corredoras, anteriores de las actuales, que perdieron progresivamente la capacidad de volar.
Neógeno
En líneas generales, quedó establecida la distribución definitiva de mares y continentes, aunque las costas y las montañas sufrieron notables alteraciones posteriores.
Las coníferas fueron la flora predominante y surgieron las gramíneas. En el mundo animal, predominaron a partir de entonces los mamíferos, especialmente los carnívoros. Aparecieron las jirafas y los bovinos, y primates semejantes al hombre. La fauna de Sudamérica evolucionó independientemente.
Era Cuaternaria
Se caracterizó por la presencia de periodos de carácter glaciar o glaciaciones (se considera que fueron 4: Günz,Mindel, Riss y Würm), con sus correspondientes periodos interglaciares, tanto en Norteamérica como en Europa. Por un lado, las glaciaciones produjeron una notable disminución de las temperaturas, lo que afectó a diversas especies, tanto en la flora como en la fauna, obligando a ésta en algunos casos a realizar emigraciones, y conduciendo en otros a la extinción de diferentes especies. De esta época son representantes típicos el mamut, megaterio sudamericano, rinoceronte lanudo, uro, tigre dientes de sable, ciervo gigante, etc. Por otro lado, los glaciares afectaron a las aguas marinas, el nivel de las cuales descendió y se elevó alternativamente.
De esta era datan los primeros restos prehumanos, de una antigüedad aproximada de dos millones de años, correspondientes al Australopithecus y hallados en Africa oriental y austral. Los paleoantropólogos le han asignado dos especies principales: Australopithecus africanus, que habitó probablemente zonas de sabana, de baja estatura, y Australopithecus robustus, que pobló zonas boscosas del Africa austral. La capacidad craneana de estos prehomínidos oscilaba entre los 400 y 550 cm3 y el cráneo presentaba mandíbulas prominentes, gruesas arcadas cigomáticas, torus supraorbitario y acusada platicrania.
La fase protohumana viene representada por el Homo habilis, también hallado en Africa. Un homínido más reciente, considerado ya como fase humana antigua, es el Homo erectus, que data de un millón de años aproximadamente, encontrado en Java y China y anteriormente llamado Pithecanthropus. Su capacidad craneana era de unos 1.000 cm3.
Tras él, entramos ya en la fase humana moderna, con el Homo sapiens neandertalensis u hombre de Neandertal, cuyos restos corresponden a la última glaciación (hace unos 80.000 años) y cuya capacidad craneana era de 1.400 cm3, y el Homo sapiens sapiens u hombre de Cromagnon, con una capacidad craneana de 1.700 cm3, autor de las pinturas rupestres.