El paso de la caza a la agricultura pudo ser más lento y extenso de lo pensado
Santander.- La historia de la Humanidad dio un giro hace 12.000 años en Oriente Próximo con la aparición de la agricultura y la ganadería, pero la transición de las sociedades de cazadores-recolectores hacia la nueva forma de vida pudo ser más larga, compleja y extensa geográficamente de lo que se pensaba.
Santander.- La historia de la Humanidad dio un giro hace 12.000 años en Oriente Próximo con la aparición de la agricultura y la ganadería, pero la transición de las sociedades de cazadores-recolectores hacia la nueva forma de vida pudo ser más larga, compleja y extensa geográficamente de lo que se pensaba.
Así lo sugiere un yacimiento neolítico descubierto por el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) en Tell al Marj, al oeste de la ciudad de Homs (Siria), en un punto intermedio entre los dos ríos que tradicionalmente se han tomado como focos donde nació y se irradió a Europa y Asia la agricultura: el Éufrates y el Jordán.
Con la colaboración de la Universidad de Saint-Joseph de Beirut y la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, un equipo del IIIPC ha excavado uno de los 50 yacimientos arqueológicos que localizó en 2004 en la región de Homs gracias a la desclasificación de las fotografías de la zona tomadas durante la Guerra Fría por el satélite estadounidense "Corona".
En Tell al Marj, el IIIPC ha encontrado un poblado campesino de 8.000 años antigüedad, con dos casas rectangulares de muros de piedra y "sofisticados pavimentos" de piedra y tierra batida, las primeras construcciones de esa tipología que se conocen en la zona, según han explicado hoy los investigadores españoles Juan José Ibáñez (CSIC) y Jesús González Urquijo (Universidad de Cantabria).
El yacimiento ha proporcionado además información sobre las creencias de la época relacionadas con los bóvidos (una figura de barro cocido y un cráneo de toro enterrado en los cimientos de la casa), sobre la aparición de un incipiente modelo de gestión de los excedentes de producción de alimentos (un sello de barro) y sobre la existencia de vías de comercio con otros grupos humanos (útiles de obsidiana procedentes de Anatolia, situada a unos 500 kilómetros).
Sin embargo, para Ibáñez y González Urquijo, lo más interesante de los yacimientos descubiertos en la vasta extensión geográfica que media entre los ríos Éufrates y Jordán consiste en que puede cambiar modelo generalmente aceptado sobre cómo aparecieron y se extendieron la agricultura y la ganadería en el Neolítico.
"El proceso de transformación de cazadores-recolectores a agricultores-ganaderos está bien documentado en el Jordán y en el medio Éufrates, pero en toda la zona intermedia hay un vacío de conocimiento. Como es un proceso cultural paralelo en ambos valles, tendría que haber en la zona intermedia una conexión, un contacto entre estos grupos", ha explicado hoy Juan José Ibáñez.
Para su compañero de trabajo González Urquijo, los yacimientos de Siria, como el de Tell al Marj, cambian "el modelo general" y ponen en cuestión que esa revolución del Neolítico tuviera dos focos muy localizados (el Jordán y el Éufrates) y que se basara en las invenciones de grupos humanos concretos que luego se extendieron.
"El modelo que estamos contribuyendo a generar indica que el proceso, primero, es mucho más largo y probablemente abarca cinco o seis milenios y, segundo, es mucho más amplio en términos geográficos", ha apuntado este investigador.
Ibáñez abunda en esa misma idea: quizás la transición entre ambas formas de vida no fue "tanto el resultado de la invención genial de un pequeño grupo que la transmite" a las poblaciones de su alrededor, sino el resultado de "un magma, de origen común, basado en el intercambio de experiencias de grupos en una amplia zona geográfica".
El yacimiento de Tell al Marj también ha proporcionado abundantes puntas de fecha fabricadas en piedra que, por ahora, el IIIPC no sabe cómo interpretar, si como una prueba de la relevancia que aún tenía la caza en aquella época, o como el testimonio de conflictos entre los grupos humanos asentados en la zona.
El equipo del IIIPC continuará excavando en Siria en los próximos años para investigar la forma de vida de los últimos grupos de cazadores-recolectores y los primeros momentos de la transición hacia la agricultura y la ganadería.