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23/8/07

El "otro" culpable del cambio climático

CIENCIA

El "otro" culpable del cambio climático

Por Jorge Alcalde

Central térmica de Battersea, Londres
En las buenas novelas de intriga, el culpable no suele ser quien parece. El dedo acusador del pueblo siempre empieza equivocando la dirección. Con él, el lector también se convence de que tiene al asesino en el punto de mira, aunque los más avezados esperan la sorpresa final, el punto de inflexión en el que el auténtico criminal comete el error que le inculpa.
En la vida real, por desgracia, no pocas veces ocurre lo mismo. Lo malo es que en la realidad el juicio previo suele ir cargado de tales dosis de prejuicio que ya no es posible quitarle al inocente la cara de asesino que se le queda.
Esta semana ha sido gracioso contemplar cómo algunos medios de comunicación hacían auténticos prodigios de equilibrismo para ofrecer una noticia científica que podría suponer un interesante punto de inflexión en la pesquisa sobre cuál es el causante del aumento de la temperaturas terrestres. El condenado de antemano (el ser humano y su costumbre de calentarse y desplazarse quemando combustibles fósiles) podría ser parcialmente exculpado. Pero la noticia es tan contraria a lo que el dedo acusador del pueblo ha venido diciendo hasta hoy que nadie se ha atrevido a darla sin coletillas, matices y autojustificaciones.
Veamos en qué consiste. La revista Science ha publicado en su número corriente el resultado de las investigaciones llevadas cabo en el Centro Hadley de Predicción Climática de Exeter. En ellas se da cuenta de un nuevo modelo de predicción sobre el clima que podría poner en evidencia los métodos utilizados hasta ahora para anticipar el comportamiento de las temperaturas terrestres.
La base de esta propuesta es un conocimiento popular que lleva siglos funcionando. En pocas palabras, para conocer el tiempo que va a hacer mañana, lo mejor es observar el que hace hoy. La ciencia ha aplicado este modelo para adentrarse en los misterios de la climatología futura a décadas vista. Por ejemplo, si observamos variaciones en el patrón de corrientes del Atlántico Norte hoy podríamos anticipar sequías en el Norte de África dentro de un par de décadas.
Parece evidente que, en dirección contraria, la fórmula también tiene sentido. Si ignoramos las condiciones naturales del clima de hoy, nuestras predicciones para dentro de varios años están condenadas al fracaso. Curiosamente, según los autores de este estudio, la mayoría de los modelos de proyección climática realizados hasta ahora, sobre los que se basan las estimaciones del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático y, por ende, las decisiones políticas sobre la política energética futura, sólo se centran en las influencias externas al sistema ambiental (naturales o atropogénicas) y "obvian predecir las variabilidades naturales". En otras palabras, nuestros modelos actuales cojean seriamente de una pata.
Los expertos de Exeter, avalados por la revista Science, proponen un nuevo modelo que tenga en cuenta todos los factores (internos y externos) y que se convertiría en una herramienta mucho más depurada para saber lo que realmente se nos avecina con el clima.
Con estos mimbres, el resultado es sorprendente. "Nuestro sistema predice que la variabilidad interna natural del clima compensará parcialmente la señal del llamado calentamiento antropogénico en los próximos años. Aún así, el clima seguirá calentándose en la próxima década."
Calentamiento globalLa idea es la siguiente. Para poder diseñar correctamente políticas de actuación en infraestructuras energéticas, seguros y suministros de recursos naturales, es imprescindible poner el foco en el corto plazo de un par de décadas. Los autores del estudio aseguran que es probable que en ese periodo se experimente el efecto de la emisión de gases de invernadero en el clima. Pero "en ese periodo de tiempo, el clima estará más dominado por la variabilidad de fuerzas naturales incontrolables como el ciclo del Niño y la Niña, las fluctuaciones en la circulación termohalina y ciertas anomalías en el reparto de calor de los océanos". Estas variaciones, que nada tienen que ver con la influencia del ser humano, conducirán a cambios climáticos a escala regional y global a corto plazo.
La noticia no dejaría de ser una más en el fértil panorama de la climatología si no fuera porque desenmascara una pequeña perversión en el conocimiento real del clima. Los modelos aceptados hasta ahora, sobre lo que se basan las predicciones más catastrofistas, realizan proyecciones en escalas de tiempo superiores a la década y que llegan a siglos vista. A esas magnitudes temporales, las variabilidades naturales quedan estadísticamente diluidas y brilla como único culpable del calentamiento la actividad humana.
Sin embargo, al reducir el foco a predicciones de una década, se evidencia la importancia de estas variaciones naturales internas que no son provocadas por el hombre y que podrían incluso tener un impacto mayor en el patrón de temperatura que todas las causas antropogénicas propuestas.
El modelo nuevo además, permite tener una clara idea del poder de estas variaciones naturales en la modificación rápida del clima. Según sus descubridores, la llamada Atlantic Multidecadal Oscilation (una variación cíclica del reparto de calor en la superficie del océano Atlántico y que tiene que ver con la aceleración y deceleración natural de la circulación termohalina) podría jugar un papel fundamental en el calentamiento reciente de la atmósfera y el aumento de la actividad de los huracanes en las últimas décadas.
De ser así, tendríamos una doble constatación: que este proceso, al ser cíclico, se volverá a repetir y, por lo tanto, tendremos que estar preparados para nuevos recrudecimientos. Y que todos los que han venido acusando estos años a la emisión de gases de efecto invernadero como responsables del recrudecimiento de las tormentas y huracanes deberían admitir que, como en las novelas de intriga, han caído en la trampa de juzgar demasiado pronto al sospechoso.
Claro que esta segunda conclusión no parece ser muy verosímil. Más bien al contrario, los medios de comunicación, empezando por la propia revista Science, se han esforzado en dejar claro que "estos hallazgos no destierran en absoluto la certeza de que el clima se está calentando gravemente por culpa del hombre".
Es curioso, el catastrofismo habitual de los titulares de prensa cuando aparecen investigaciones que refuerzan la tesis ecologista ahora se ha tornado escrupulosa cautela, moderación exquisita, supremo respeto a la objetividad científica. Afortunadamente, nadie, hoy, se atreve a titular: "Un estudio científico demuestra que el cambio climático se debe a causas puramente naturales". No hay razones para ello. Pero ya verán qué poco tardan en titular a cuatro columnas todo lo contrario cuando les venga en gana.